Las Puertas del Drama

Las Puertas del Drama 60

Las Puertas del Drama
ESCRIBIR teatro HOY
Nº 60

SUMARIO

Presentación

ESCRIBIR TEATRO HOY

Socio de honor

Dramaturgia extranjera

Nuestra dramaturgia

Infancia y juventud

Cuaderno de bitácora

Teatro Exprés

Reseñas

Tarjeta de Visita

Fernando Doménech Rico

Real Escuela Superior de Arte Dramático / ITEM

Tarjeta de visita de José Ramón Fernández





Tarjeta de Visita,
de José Ramón Fernández.

Punto de vista Editores, Madrid, 2023, 566 págs.

Aunque Para quemar la memoria aparece siempre como la primera obra de José Ramón Fernández, él mismo se encarga de aclarar en el prólogo que su andadura de autor dramático comenzó con el monólogo Mariana, que empezó a gestarse en 1989 aunque no llegó al escenario hasta 1995. En este monólogo, segunda obra que aparece en esta nutrida antología del autor, se pueden encontrar ya muchas de las características de su teatro: partiendo de una situación dramática conocida, el encarcelamiento y muerte de Mariana Pineda por bordar una bandera liberal, José Ramón Fernández elabora un texto que universaliza la pura anécdota histórica para convertir a su personaje en la encarnación de todas las mujeres que han sufrido cárcel y tortura a causa de su compromiso político y —no menos importante— a causa de su amor por un hombre en quien se personaliza la idea misma de la libertad. Ese tomar partido por las víctimas de la violencia —de todas la violencias— así como la creación de un lenguaje poético de una admirable concisión serán siempre claves en la escritura de José Ramón Fernández, como queda patente en las obras que se publican en este volumen.

Porque Tarjeta de visita, en efecto, es en realidad una recopilación, la más amplia publicada hasta la fecha, de catorce textos de José Ramón Fernández, que incluyen, junto a las mencionadas más arriba, La tierra, Nina, El que fue mi hermano (Yakolev), Monólogo de la perra roja que habla con el muerto sonriente, Babilonia, La colmena científica (o el café de Negrín), Yo soy don Quijote de la Mancha, Mi piedra Rosetta, El minuto del payaso, J’attendrai, Un bar bajo la arena y Un ángel. Aunque las obras no están editadas en un orden estrictamente cronológico, en la selección se puede ver cierta evolución y, sobre todo, comprobar la versatilidad del autor y la variedad de enfoques (¿géneros?) que ha explorado en su escritura dramática.

En algún caso, como sucede con El que fue mi hermano (Yakolev) y Monólogo de la perra roja que habla con el muerto sonriente, encontramos un trabajo destinado a un espectáculo compartido con otros escritores, cada uno de los cuales se encarga de crear un texto independiente y a la vez relacionado con el resto. Se trata de una fórmula que ya había empleado el grupo El Astillero, del que José Ramón Fernández fue uno de los fundadores. El que fue mi hermano (Yakolev) partió de una iniciativa de los profesores de la Universidad Carlos III de Madrid Eduardo Pérez-Rasilla y Julio Checa para estrenar en el ámbito universitario cuatro obras sobre el tema de “la identidad“ en 2004. Los autores fueron, junto con Fernández, Juan Mayorga —que escribió para la ocasión Últimas palabras de Copito de Nieve—, Jerónimo López Mozo e Ignacio Amestoy. Quizás su obra más política, es también una de las más objetivas —“He tratado de ser un ojo: por eso, muchas frases de este texto no son mías“ (p. 177)—, ya que utiliza las voces de los familiares de los muertos en el accidente de Trabzon donde murieron sesenta y dos militares españoles que volvían de Afganistán.

En cuanto al estremecedor Monólogo de la perra roja que habla con el muerto sonriente, se trata de una experiencia propuesta por Pablo Caruana para la Casa de América en que cuatro dramaturgos —José Ramón Fernández, Juan Mayorga, el argentino Jorge Sánchez y el colombiano Favio Rubiano— escribieron sobre la parte que les correspondió, después de dividirlo en cuatro, del cuadro Suicidio, de Georg Grosz.

Más amables, a pesar de un poso de melancolía, son dos extraordinarias evocaciones, esta vez debidas en exclusiva a José Ramón Fernández, de esa España mejor a la que el autor —y cuántos de nosotros— querría pertenecer: La colmena científica (o el café de Negrín), es la recreación del ambiente de la tertulia en el laboratorio del doctor Negrín en la Residencia de Estudiantes. Y Un bar bajo la arena, donde se invita al lector a pasear por la mítica cafetería del Teatro María Guerrero, estrenada precisamente en el espacio teatral que antes ocupaba el bar.

Son muchas las obras editadas en este libro por donde el lector puede adentrarse en el depurado mundo poético de José Ramón Fernández. Si a un reseñador se le permitiese mostrar sus preferencias, yo escribiría que la mía es J’attendrai, una obra que revela la maestría de José Ramón Fernández en contar historias desgarradoras desde un punto de vista insólito. Estrenada en 2016, es una evocación del mundo atroz de los campos de concentración nazis desde la pura poesía de una historia de amor que solamente puede consumarse mediante el ejercicio de la memoria de quienes han sobrevivido a tanto horror. La canción francesa utilizada por los carceleros para destruir las esperanzas de los internos del campo de Mauthausen se convierte aquí en signo de toda la belleza del mundo. Y no se pierdan la implicación de la voz del autor en la historia.

Autor que, además, publica al frente de sus obras un «Prólogo» lleno de información sobre su proceso creativo, sobre la historia de sus textos y —caso insólito— sin una sola crítica malévola dedicada a sus compañeros de profesión. En una tan llena de egos hinchados y de rencores soterrados, “la palabra más repetida en este prólogo es “amigos“. Sin ellos, sin su aliento, seguramente no habría escrito más allá de cinco o seis piezas“ (p. 27). Es falso, por supuesto, pero el hecho es que el prólogo se podría proponer como un perfecto ejemplo de amicitiae encomium. A las excelencias de los textos, que permiten conocer una parte importante de la obra de quien es uno de los dramaturgos fundamentales en el panorama español de las últimas décadas, hay que añadir el de la edición. Punto de vista Editores, editorial que tiene ya en su haber una nutrida colección de teatro de autores españoles, publica con pulcritud ejemplar: textos limpios, sin las erratas que afean los de otras editoriales, excelente papel, impresión muy cuidada, con buenos márgenes… Una delicia para el lector.