Presentación
Desde siempre la gente del teatro, tal como lo vivimos en esta esquina del mundo, y más concretamente una parte de sus autores, siempre se ha sentido cómoda con las normas heredadas de sus antepasados que lo regían, mientras que otra parte de ellos luchaba por cambiarlas para mejor adaptarlas a las necesidades de su propio momento histórico. Así, la relación entre forma y contenido ha sido en la historia fuente de discusión entre los teóricos de la escritura teatral, porque, entre otros motivos, no todos los contenidos (fábulas) eran adecuados a las reglas de la forma o porque para ser obras de teatro, contenido y forma tenían que constituir una armónica unidad.
De igual modo, desde finales del siglo XIX, se han venido cuestionando los modos tradicionales del diálogo dramático (hablar es actuar) con la utilización de todo tipo de “monólogos”, aunque casi siempre sin tratar de eliminar el diálogo dramático de modo absoluto, sino tratando de poner en tela de juicio que solamente por el diálogo teatral puedan expresar los personajes sus conflictos e imprimir con ello a la “acción teatral” un movimiento real de transición de una situación a otra.
Ya en el siglo XXI, entra dentro de la lógica que, en este asunto, se haya dado un paso más, crítico con la tradición, y así nos enfrentemos al hecho de que para algunos autores “el diálogo al servicio de la colisión dramática está cerrado” (J.P. Sarrazac) y bien podamos ver una acción teatral construida fundamentalmente con hechos físicos o corporales apoyados en una narración objetiva, a veces mínima, o bien podamos imaginar una nueva literatura dramática en la que no sea tan raro, como antes, escribir un relato o poesía para crear una representación teatral (especialmente cuando el autor es a la vez director).
LAS PUERTAS DEL DRAMA ha pedido a un grupo de autores de la AAT: Ernesto Caballero, Juanma Romero, José Sanchis, Sonia Alejo; a dos miembros del equipo de Redacción de la revista: Ignacio Amestoy y Javier de Dios, y a José Gabriel López Antuñano como investigador, que escribieran sobre “la acción teatral: diálogo y/o monólogo”. Sus trabajos, estamos seguros de que ayudarán a comprender mejor los problemas que hoy pretendemos plantear en la revista.
También en este número tratamos de hacer justicia a dos autores que debieron ocupar más veces las páginas de la revista y, por supuesto, los escenarios, como son Luis Matilla y Francisco Nieva; huecos que cubren Cristina Santolaria y Urszula Aiszk, respectivamente. Pilar Massa -en un trabajo muy documentado- estudia la figura de Philip Ridley, autor del que ha dirigido dos de sus montajes en España.
Por otra parte, Ignacio del Moral, gran conocedor de la obra de José Luis Alonso de Santos, se encarga de la sección de Socios de Honor de la AAT; Adrián Novella, de la sección de Infancia y Juventud para hablar en este caso sobre el mismo tema del monográfico y Xavier Puchades del Cuaderno de bitácora con La generosidad.
Además, publicamos de la mano de Juana Escabias, la relatoría del “Congreso de Dramaturgia Contemporánea”, organizado por la SGAE con la colaboración del Centro Dramático Nacional y que se celebró en diciembre de 2024.
Como siempre, gracias a todos a los que han contribuido a que estas páginas vean la luz.