Úrsula Moreno Ortega nace en Manzanares el Real, Madrid, en 1996 y se forma como actriz y dramaturga en la Real Escuela Superior de Arte Dramático y en la LMTA en Vilna. Desarrolla su carrera entre la escritura original y la traducción y adaptación teatral. Como autora original tiene dos piezas breves, Mzungu y Guía fácil de supervivencia para el fin del mundo, publicada en Ediciones Antígona; y varias obras originales como Consumo Preferente, Ilusiones y Tierra Salvaje. Co-funda la compañía teatral Desconcierto Teatro, con la que pone en pie títulos como La Maravillosa Alicia, un musical para público infantil o Acepto los términos y condiciones, ambas estrenadas en el Teatro La Usina en Madrid. Ha sido libretista de la micro ópera Un grano de arena, estrenada en el Real Teatro del Retiro en 2025, y letrista del musical original El pez dorado. También ha trabajado como asesora dramatúrgica en Nüshu de la compañía Fila 8 y coautora del texto Nuestro cielo es de plástico y va a pilas. También ha escrito piezas para microteatro como El fin del mundo o Seguridad, ambas representadas en Factoría Jarana.

UNA VIVIENDA DIGNA – Lula
Dramatis personae
MAITE.- 28 años.
JOSÉ.- 29 años.
AGENTE INMOBILIARIO.- sería difícil adivinar cuántos años tiene, podría tener entre 30 y 50 años.
Espacio
Un apartamento, o algo así.
Tiempo
¿Futuro?
(El rellano de una escalera entre varios pisos. Allí están MAITE y JOSÉ.)
MAITE.- Me gusta que sea un tercero. Se puede subir andando y no es demasiado. Haces un poquito de ejercicio, pero sin llegar a cansarte. Un cuarto ya sería como para ir en ascensor. Y un segundo no puede considerarse deporte.
JOSÉ.- Yo me he cansado un poco.
MAITE.- Tú igual tienes que ir de vez en cuando al gimnasio.
JOSÉ.- Entre trabajo y trabajo, ¿no?
MAITE.- Mi monitor del gimnasio Roque dice que cuando te empieza a picar un poquito, ya es ejercicio. Y me ha empezado a picar el culo como a mitad del segundo tramo de escaleras.
JOSÉ.- ¿Tu monitor del gimnasio se llama Roque?
MAITE.- Ya te lo había dicho.
JOSÉ.- ¿Qué nombre es ese?
MAITE.- Significa “fuerte como una roca”.
JOSÉ.- ¿Y el timbre?
MAITE.- Qué nervios. ¿Quieres llamar tú?
JOSÉ.- No, no, llama tú.
MAITE.- ¿Llamamos a la vez?
(Ambos pulsan un interruptor.)
JOSÉ.- Ay, que es la luz.
MAITE.- Es este otro. Una, dos… (¡RING!)
(Pausa. Se miran, nerviosos. Se abre la puerta y aparece el AGENTE INMOBILIARIO.)
AGENTE.- Buenos días. Buenos días. ¿Cómo están? Bien, ¿no? Gracias por confiar en la IA, la Inmobiliaria Alegría, para su visita de hoy. Primero que nada, aquí tienen sus gafas. (Le tiende a cada uno un par de gafas, como si fueran gafas de ver, pero con los cristales y la montura metálicos) Estas son las de la visita, pero tenemos muchos más modelos y colores en la agencia. Estas son de una gama media, pero tenemos gama alta también, después les mando el catálogo. Y también hay gafas infantiles, por supuesto.
JOSÉ.- Ah, no, no tenemos hijos, gracias.
AGENTE.- Ya veo, ya veo, son ustedes muy jóvenes. ¿Primera vivienda?
MAITE.- Sí, claro.
AGENTE.- Muy emocionante. Pueden ponerse las gafas. Puede que al principio les resulte ligeramente incómodo, pero en cuanto pasen un par de días no van ni a notarlas, ya verán. Desde la IA estamos trabajando también en un modelo de lentillas. Están en fase de prueba, pero quizá de aquí dos años, como a finales de 2050, ya estén a la venta.
MAITE.- (Ve a JOSÉ con las gafas y le entra la risa.) Pareces un proxeneta.
JOSÉ.- Cállate. (Se las quita, pero no puede evitar reírse también.)
AGENTE.- ¿Me permiten un consejo? (Pequeña pausa, espera a que se pongan de nuevo las gafas.) Les recomiendo encarecidamente que no se quiten las gafas. No solamente durante la visita, si no también si deciden adquirir la vivienda. Pueden hacer lo que deseen, por supuesto, no tenemos nada que ocultar, solamente les aconsejo que disfruten de la experiencia que preparamos para ustedes. Adelante.
(Cruzan la puerta y se ilumina el espacio contiguo, compuesto por varios bloques blancos cuadrados que generan volúmenes en el espacio.)
AGENTE.- Bienvenidos a la casa de sus sueños.
MAITE.- Pero este sitio es precioso.
JOSÉ.- Es enorme.
MAITE.- Qué maravilla.
JOSÉ.- Qué ventanas. Dios mío, las vistas, Maite.
MAITE.- ¿Estás viendo este sofá, cariño? Es perfecto.
JOSÉ.- Es perfecto. Es justo como el que te enseñé en ese catálogo.
MAITE.- ¿Ese rojo tan feo?
JOSÉ.- Pero si acabas de decir que es perfecto.
MAITE.- No se parece en nada al que me enseñaste. Ni siquiera es rojo.
JOSÉ.- Maite. Es rojo.
MAITE.- ¿Estás tonto? Es verde. Verde bosque, además. Me vas a decir que eres daltónico y no lo he sabido hasta ahora.
JOSÉ.- ¿Lo soy?
AGENTE.- Bueno, que no cunda el pánico, pareja. Déjenme que les explique un poco el funcionamiento. Esas gafas que llevan puestas les permiten ver el apartamento tal y como ustedes deseen que sea.
MAITE.- Pero, ¿cómo es en realidad? (Va a quitarse las gafas.)
AGENTE.- Espere un segundo. (La detiene.) Como le he dicho antes, en la IA les recomendamos que no se quiten las gafas en ningún momento. Porque una vez lo hace, la ilusión se acaba. Aquí es donde se dibuja la línea entre tener o no la casa de sus sueños. Una vez la ha visto, pues la ha visto. ¿Me entiende?
MAITE.- Ya, pero…
AGENTE.- Además, para hacer la experiencia más real, ofrecemos un modo de personalización de la vivienda. A través de las gafas tienen acceso a un menú. Miren, agiten sus brazos delante del cuerpo, haciendo así con las manos. (Se pone frente a ellos y les enseña como hace movimientos circulares con los brazos.) ¿Lo ven?
JOSÉ.- A mí no me sale.
MAITE.- Aquí, sí, ¿y ahora a dónde le doy?
AGENTE.- Clique delante de usted la opción de catálogo.
(MAITE lo hace, como si hubiera una pantalla táctil invisible frente a ella.)
JOSÉ.- Perdóneme, es que no me sale.
AGENTE.- ¿Me permite? Cierre los ojos, por favor. (Le quita las gafas.) Manténgalos bien cerrados, ¿eh? No mire. (Prueba las gafas.) Vaya, están dando un error. Esto con las de gama alta no ocurre, se lo aseguro. Denme un minuto, por favor, voy al coche a por otras. Discúlpenme, enseguida estoy de vuelta.
(MAITE toquetea cosas en el aire mientras JOSÉ está parado a su lado tapándose los ojos con las manos.)
JOSÉ.- ¿Qué ves?
MAITE.- Pues está chulo, la verdad.
JOSÉ.- A ver, ¿me las dejas?
MAITE.- Puedes cambiar los muebles de sitio. Y hay un catálogo con más muebles y decoración. Ay, mira, que puedes ver cómo quedan. Aquí. Eso. Previsualización. Sí. Aceptar. Ala. Chulísimo.
JOSÉ.- ¿Qué es?
MAITE.- Una lámpara de araña. ¿Qué dices dos mil pavos la lámpara? Estamos locos. Cancelar. Cancelar. Sí, estoy segura de mi decisión. Acepto.
JOSÉ.- ¿Puedo verlo?
MAITE.- Pero ahora me las devuelves.
JOSÉ.- Que sí.
(MAITE se quita las gafas y se las tiende a JOSÉ con los ojos cerrados. Él se las pone.)
JOSÉ.- Qué guapo esto.
MAITE.- Mira a ver qué más opciones hay.
JOSÉ.- (Mueve los brazos también a través del menú digital.) Mira, se pueden cambiar las vistas. Ay, qué divertido, Maite. Que se pueden poner vistas al mar.
MAITE.- Siempre he querido ver el mar desde Alcorcón.
JOSÉ.- Y el campo. Un bosque. Una selva también. Ay, que me meo, creo que esto es Nueva York.
MAITE.- Quiero verlo yo también.
JOSÉ.- Se puede personalizar literalmente todo. (Se mueve por la habitación.) Puedes cambiarle la altura al techo. Y también… a ver, ¿qué es esto?
MAITE.- ¿El qué?
JOSÉ.- Hay una opción que es como que… ¿a ver?
MAITE.- José, ¿qué es? No acapares.
JOSÉ.- Anda, mi madre.
MAITE.- ¿Qué?
JOSÉ.- Si te pones en el espejo te puedes cambiar la ropa también. No solo la ropa. (Se empieza a reír.) Es como uno de esos filtros en los que te puedes ver con el pelo de otros colores. Pero con todo.
MAITE.- Déjame ver, que son mis gafas.
JOSÉ.- Toma… (Se las quita y se las pone a ella, a tientas.)
MAITE.- (Va a mirarse enseguida.) Qué fuerte es esto. Y te pone qué precio tiene la ropa. Y dónde comprarla. Oye, me veo increíble en este espejo, ¿eh? Me encanta. Estoy como una sílfide, chico. Oh. Oh, oh. Espérate. Que puedes elegir verte más delgado. ¿Qué me estás contando?
JOSÉ.- Qué peligro, ¿no?
MAITE.- Oye, un chute de autoestima todos los días no está tan mal. Mira, pruébalo. (Le da las gafas de nuevo.)
JOSÉ.- Uy, no sé yo. Luego te ves por ahí en cualquier sitio y es peor.
MAITE.- Pero si evitas mirarte en otros espejos y solo te miras en este… en verdad… podría ser hasta terapéutico. Hay demasiados espejos en el mundo, creo yo. No estamos hechos para mirarnos tanto. Yo me quedaría con esta imagen en la mente y saldría por ahí con la cabeza mucho más alta.
JOSÉ.- Tú estás preciosa en cualquier espejo, Maite.
MAITE.- Eres más tonto. (Se acerca a besarle y, después de hacerlo, se le queda mirando detenidamente.)
JOSÉ.- (Que sigue con las manos sobre los ojos.) ¿Qué? ¿Has encontrado algo más?
(MAITE no contesta.)
JOSÉ.- Mai, ¿te has ido?
MAITE.- No…
JOSÉ.- ¿Entonces?
MAITE.- También hay una opción de verte cambiado a ti.
JOSÉ.- ¿En plan?
MAITE.- Pues como en el espejo.
JOSÉ.- ¿Más delgado?
MAITE.- Pues… algo así.
JOSÉ.- ¿Más fuerte?
MAITE.- Algo así.
JOSÉ.- ¿Más como Roque?
MAITE.- Más como Roque, sí.
JOSÉ.- Déjame ver.
MAITE.- Ni de coña.
JOSÉ.- ¡Mai!
MAITE.- No.
JOSÉ.- ¿Por qué no? Tú me has visto como Roque.
MAITE.- Porque te voy a gustar más que yo.
JOSÉ.- Claro que no. Déjame ver.
MAITE.- Que no. Que no. Que, además, estas son mis gafas.
JOSÉ.- ¿No has dicho que era bueno para tu autoestima? No me vas a gustar más que tú.
MAITE.- Esto es una tontería. No tiene ningún sentido que estemos haciendo esto.
(MAITE se quita las gafas, pero no abre los ojos. El AGENTE entra de nuevo en el apartamento.)
AGENTE.- Aquí las tengo. Mil perdones. Esto para usted. (Les ve.) No me diga que las suyas también han dejado de funcionar.
MAITE.- Funcionan perfectamente.
AGENTE.- Menos mal. Aquí tiene, caballero.
JOSÉ.- Gracias. (Se pone las gafas.)
MAITE.- No me mires.
JOSÉ.- Cariño. No vas a dejar de gustarme como eres. Te vea cómo te vea.
MAITE.- Eso es mentira. Es una mentira cursi.
JOSÉ.- Mírame.
MAITE.- Quiero irme ya.
JOSÉ.- (Se quita las gafas y la coge de la cara.) Mírame.
AGENTE.- Mi consejo es que no se quiten las gafas.
JOSÉ.- Mírame, Maite. No la casa. A mí.
(MAITE se destapa los ojos lentamente. Se miran. Silencio prolongado.)
AGENTE.- No quiero agobiarles, ustedes pueden tomarse todo el tiempo que necesiten para tomar la decisión.
JOSÉ.- Podemos irnos, ¿vale? Podemos programar otra visita en otro sitio. No pasa nada, hay más inmobiliarias, hay más casas…
MAITE.- Es la octava casa que vemos.
JOSÉ.- Bueno, no pasa nada.
MAITE.- Y en todas lo mismo.
JOSÉ.- Podemos dejarlo para más adelante… cuando esté mejor la cosa.
MAITE.- Nos la quedamos.
JOSÉ.- ¿Nos la quedamos?
MAITE.- (Mira la “casa” a su alrededor. Se pone de nuevo las gafas. Se las pone también a JOSÉ.) No podemos permitirnos nada mejor.
OSCURO.