Las Puertas del Drama

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Las Puertas del Drama 61

Las Puertas del Drama
LAS VANGUARDIAS EN
EL TEATRO HOY
Nº 61

SUMARIO

Presentación

LAS VANGUARDIAS EN EL TEATRO HOY

Socio de honor

Infancia y juventud

Nuestra dramaturgia

Dramaturgia extranjera

Cuaderno de bitácora

Teatro Exprés

Reseñas

Las vanguardias en el teatro hoy

Miguel Signes
Cristina Santolaria

Presentación

Si echamos una mirada crítica sobre el teatro actual, nunca se deberá dejar de lado su historia, ni el hecho de que forma parte de la cultura de su pueblo y que entre el teatro y la organización social de los habitantes que lo reciben hay un constante flujo de ideas en una dirección y en otra; pensemos por ejemplo en el expresionismo, en el teatro del absurdo o en la revolución soviética. Así pues Teatro y contexto social en el que se produce y desarrolla, son inseparables. Y también es un hecho que en la historia del teatro hubo siempre movimientos que intentaron cambiar o reformar el contenido o la forma teatral en uso en ese momento y que constituyeron su avanzada o vanguardia, aunque no se les denominará de ese modo. Se les empezó a llamar vanguardias en sentido estricto a finales del XIX y especialmente en el siglo XX en sus años sesenta y setenta, adjetivándolas con el término de históricas [artículo de J. Gabriel López Antuñano]. Tenía Europa a sus espaldas dos guerras mundiales, un 68 francés o la construcción de un muro en Berlín. Aquí, en España se habló tímidamente de vanguardia teatral, solamente en los primeros años del siglo XX  y durante la segunda república [artículo de Manuel Aznar] pero desde 1939, con la guerra civil, el franquismo y la transición como fondo, casi se omite tal denominación debido a la censura que nos mantuvo en la ignorancia de lo que ocurría al otro lado de los Pirineos y aún ante nuestros ojos, como pasó con Lorca y también con Pirandello en circunstancias muy diferentes [colaboraciones de Urszula Aszyk y Francisca Ferrer] o con Sastre, José Franco y algunos teatros universitarios o de cámara. Pero los intentos renovadores de las vanguardias existieron [los trabajos de Jerónimo López Mozo, Francisco Torres Monreal] y todos conocemos el olvido en el que cayeron tantas obras teatrales estrenadas en malas condiciones o mal publicadas de las que ya nadie habla.

A medida que avanzaban los años y se pasaba de siglo (las reflexiones de Julio Salvatierra) las vanguardias se proyectaron en su mayoría en formas épico narrativas frente a las puramente dialógicas, en la vanguardia del teatro documental de objetos (colaboración de Ana Fernández Valbuena), en las creaciones colectivas, en el teatro de los directores escénicos o en contenidos hasta entonces no tratados. Sin embargo, hoy en este país nuestro, así como antes hubo generaciones en las que el optimismo por un posible cambio social radical de la sociedad (que nunca se produjo) las mantuvo esperanzadas, ahora mismo no es infrecuente encontrarnos con gente que cree que no surge nada nuevo, que estamos en el final de un periodo sin que veamos el principio de otro, que a la juventud no le interesa nada, que estamos estancados… Pudimos leer hace unos días a Muñoz Molina decir  a propósito de la emigración, que “aparecerá muy pronto una generación de escritores inmigrantes e hijos de inmigrantes que cambiará la literatura española (‘el teatro es parte de ella’) y nos ayudará a comprender mejor nuestro país”. Pues bien en el teatro (también se lee), hoy no faltan en las tablas sus experiencias radicales y transformadoras e intentos renovadores que hablan de nuevas realidades, que están cambiando continuamente las formas escénicas heredadas y por supuesto sus contenidos. Por eso los editores de esta revista creímos que sería de interés general recordar la historia de las vanguardias, que forman parte de la esencia misma del juego teatral, necesarias para mantenerlo vivo y con ello explicar su desconexión con algunos sectores de población. Y a partir de este propósito mirar a nuestra realidad para descubrir qué hay de vanguardista en nuestra escena actual.

El número se completa en sus secciones habituales con documentados artículos sobre Guillermo Heras (Raúl Hernández e Inmaculada Alvear), Pedro Montalbán (Carlos Ferrer), Laila Ripoll (Pérez Rasilla), Miguel Murillo (Francisco Collado) y Edward Bond (Carlos Aladro) y los apartados sobre cuadernos de bitácora (Susana Sánchez y Alberto Iglesias) sobre el teatro de la Infancia y juventud (Lola Fernández Sevilla) o la obra finalista del Teatro exprés (Pablo Martínez González de Linares).