Licenciada en Ciencias de la Información, redactora, actriz y dramaturga. Nacida en Mendoza, Argentina, y residente en Madrid, es miembro del Club Benjamin-Teatro contra el olvido, seminario de creación dramatúrgica e investigación académica, y ha sido parte –como intérprete y cronista– del Colaboratorio, liderado por José Sanchis Sinisterra, ambos en el Nuevo Teatro Fronterizo. Es autora de guiones y obras teatrales, como Refugio, en cartel en 2014-2016, o El viaje de Teresa (fragmento publicado en Pasajes del Exilio, por NTF y Primer Acto).
Motivos para celebrar
PERSONAJES:
MADRE
PADREUn salón comedor muy modesto: mesa, sillas y un par de sillones. Por una ventana que da a la calle entra el sonido de música tecno. El PADRE, apostado a un lado de la ventana espía hacia el exterior, mientras toma algunas notas en una libretita. En la extraescena, la cocina.
MADRE. (Desde la cocina, casi inaudiblemente debido a la música) He encontrado bastantes cosas esta vez… A mí no me da vergüenza y no he tenido que pelearme con nadie, como dices tú. Ni…
La MADRE entra con un jarrón con algunas flores y un mantel.
MADRE. ¿Pero qué haces? (Y cierra la ventana y corre la cortina)
PADRE. (Cerrando su libretita) ¿Y ese mantel?
MADRE. ¿Prefieres el de todos los días?
PADRE. ¿Y si se mancha?
MADRE. Es un mantel, para eso está.
PADRE. (Mientras comienzan a poner la mesa, mantel y jarrón incluidos) ¿A qué hora dijo que venía?
MADRE. Como de costumbre (Sale).
PADRE. Ah…
El PADRE vuelve a sus anotaciones.
MADRE. (Desde la cocina) ¿Te ayudo? Dime la definición.
PADRE. ¿Cómo?
MADRE. Del crucigrama que estás haciendo.
PADRE. (Desconcertado) Ah… Baile regional aragonés.
MADRE. ¿Cuántas letras?
PADRE. Eh… (Murmurando la palabra “jota” mientras cuenta con los dedos) Cuatro…
MADRE. ¡Jota! ¡Jota! Esto es un horno.
PADRE. Abro. (Abre la ventana)
MADRE. (Otra vez casi inaudible) ¡No! Si la abres no podemos hablar.
La MADRE regresa con una fuente de croquetas.
MADRE. ¡Qué escándalo!
PADRE. Corre el aire.
MADRE. Condimenta la ensalada.
PADRE. ¿Ya?
MADRE. No frunzas el ceño (y lo besa). Ve.
El PADRE guarda su libretita en el bolsillo y sale a la cocina. La MADRE espía por la ventana.
PADRE. (Desde la cocina) ¿Le pongo el de oliva?
MADRE. No te entiendo. Menuda fiesta tienen montada estos pijos.
PADRE. ¿Cómo?
MADRE. Que… (gritando) Ponle el de oliva del pueblo.
PADRE. ¿Cómo?
MADRE. (Cierra la ventana) Que menuda fiesta tienen montada los de enfrente.
El PADRE regresa con la ensalada y una fuente con queso y jamón.
PADRE. Se ve que les sobra la pasta.
MADRE. ¿A quién?
PADRE. A los niñatos esos.
MADRE. ¿Le has puesto aceite del pueblo?
PADRE. Me dijiste que no.
MADRE. ¿Cuándo?
PADRE. Ahora.
MADRE. Al contrario.
PADRE. Da igual.
MADRE. No da igual. Esos tomates son de los buenos.
PADRE. (Probando uno) Regular.
MADRE. Peor es nada.
PADRE. ¿Sabes lo que cuesta un coche de los que están aparcados enfrente?
MADRE. Hay uno aparcado en nuestra puerta. Y eso que dice claramente “badén”.
PADRE. ¿Cuándo ha aparcado? (Y va a mirar por la ventana)
MADRE. Ahora mismo.
PADRE. ¿Llamamos a la grúa?
MADRE. Ya saben que no tenemos coche.
PADRE. Da igual: es un badén. Tengo hambre.
MADRE. Come pan.
PADRE. ¿A qué hora…?
MADRE. ¡No sé!
PADRE. No me contestes así.
MADRE. ¿Así cómo?
PADRE. Con impaciencia.
MADRE. No soy impaciente. ¿Y si está festejando con sus colegas?
PADRE. ¿No dijo que venía como de costumbre?
MADRE. Sí, pero… ¿Le llamo?
PADRE. Deja… Quizás está con sus colegas.
MADRE. (llamando) No lo coge.
PADRE. Como de costumbre.
MADRE. Quizás esté de camino. Estará contento. Es un ascenso. Por eso hay que celebrar. ¿El vino está en la nevera?
PADRE. (Asintiendo) Va a tener más responsabilidad.
MADRE. Y trabajar más horas.
(Pausa)
PADRE. ¿Cuánto más ha dicho que le pagaban?
MADRE. Algo simbólico ha dicho.
PADRE. No me has contestado.
MADRE. No sé… 50 más por mes.
El PADRE menea la cabeza.
MADRE. No empieces.
PADRE. No he dicho nada. No me has contestado.
MADRE. Me estás mareando.
PADRE. Que si sabes cuánto cuesta un coche de los que están ahí aparcados.
MADRE. Ay, yo qué sé…
PADRE. Di una cifra.
Suena el teléfono. Atiende la madre.
MADRE. (Al teléfono) ¡Hijo, aquí te estamos esperando! (…) Anda, qué bien. Mándale saludos de nuestra parte (…) No te preocupes, si estamos entretenidos viendo la televisión (…) Claro, tú tranquilo (Y cuelga)
El PADRE menea la cabeza y sale a la cocina. La MADRE vuelve a la ventana, la abre. Además de la música se oyen risas, voces… Cuando vuelve el PADRE, cierra la ventana. El PADRE trae pan y vino.
MADRE. Para que corra un poco de aire.
PADRE. Déjala abierta.
MADRE. No. Así podemos conversar tranquilamente.
Silencio. Ambos mastican pan.
PADRE. Con lo buen alumno que era.
MADRE. Es bueno en todo lo que hace.
PADRE. Y ahora sirviendo hamburguesas.
MADRE. Es un trabajo digno como otro cualquiera.
PADRE. Es un trabajo basura como otro cualquiera, eso sí.
MADRE. Y de a poco… Ahorrando, quizás pueda… con el tiempo… cumplir su sueño.
PADRE. Juan ya dejó de soñar hace tiempo.
MADRE. Tú has dejado de soñar. No él. Y si te pones así vas a tener que tomarte las pastillas otra vez.
PADRE. Para engordar y sonreír con el telediario. Y ya no tenemos edad para soñar.
MADRE. Es el pan el que engorda. Hay que ser capaces de celebrar cada pequeña alegría en la vida. Y nadie sonríe viendo el telediario. Para eso están los programas basura, como tú dices. Basura esto, basura lo otro…
PADRE. Abro el vino entonces. Hay que celebrar el súper ascenso de Juan.
MADRE. Sírveme un poquito solo. A veces hay que rebuscar para encontrar.
PADRE. (sirviendo vino) “Hay que, hay que”
MADRE. ¿Te burlas de mí?
PADRE. Un poquito solo.
Se oye pasar un avión.
MADRE. Qué pena que no haya llegado Juan para decirnos el modelo de avión y el recorrido. ¿Ves? Él sigue soñando con ser piloto.
PADRE. ¿Más vino?
MADRE. Solo un poquito
Es temprano por la mañana. Por la ventana abierta entra una mansa brisa. Ambos se han quedado dormidos.
MADRE. Despierta, cariño, despierta.
PADRE. ¿Qué ha pasado?
MADRE. Nos hemos quedado dormidos.
PADRE. ¿Y Juan?
MADRE. No le hemos oído. Ha recogido todo.
Se oye pasar otro avión.
PADRE. ¿Sabes lo que cuesta un coche de los de anoche?
MADRE. Ni idea.
PADRE (Poniendo su libretita sobre la mesa). Tres veces más que pagarle los estudios completos a Juan. Y había, al menos, cuatro.
Pausa.
MADRE. ¿Queda vino?
PADRE. Algo queda.